El caso de la guardería ABC es una de las tragedias más tristes de México, una historia que no debe ser olvidada ni mucho menos ser oculta a las futuras generaciones. Hace ya varios años, la guardería ABC sufrió un incendio mortal, ya que murieron muchos bebés de la forma más dolorosa que el ser humano pueda sufrir, morir quemado vivo, y nadie asumió la culpa de dicho accidente y los distintos gobiernos hicieron lo necesario para ir ocultando dicho "accidente"; sin embargo, el establecimiento no contaba con salidas de emergencia, ni con extintores útiles, ni siquiera con un plan de contingencia, podría decirse que era un local común y corriente funcionando como guardería.
Lo más extraño de todo eso, el incendio ocurrió en una bodega contigua dónde habían cajas con documentos del gobierno, curioso ¿no? Porque hubieron muchos rumores sobre que el mismo gobierno de ese entonces mandó a quemar la bodega para eliminar toda evidencia de su corrupción y dicho incendio se salió de control y acabó de la peor manera. Nadie habló nunca sobre todo lo que sucedió y como fue el sufrimiento de ese horrible día. Hasta
hace unos años, más específico en el 2014 y fue una psicóloga que compartió su
experiencia y que la marcaria de por vida. Lo que leerás a continuación fue
escrito por ella, cada letra está llena de su más horrible recuerdo que permanecerá
siempre.
“Ese
día iba muy arreglada a mi trabajo, pues mi esposo me había invitado a una
supuesta cena con otras parejas, a medio día escuche la noticia, se incendia
una guardería pero no sé porque no escuché la noticia completa, estaba apurada,
en el fondo pensé que todos los niños saldrían, estaba dando terapia grupal y
una de mis pacientes que era maestra la vi muy triste, le dije qué te pasa y me
dijo que en lo de la guardería iban 16 niños muertos, me quedé pasmada no me
imaginé que eso pasaría, en eso llega corriendo mi secretaria, (me dijo) te
llaman de EL IMPARCIAL donde yo colaboraba como consejera y me dice la
directora editorial con prisa que si autorizaba poner mi nombre entre los
psicólogos que estaban preparados para intervención en crisis le dije que sí,
no pude pensar de lo rápido que pasó todo, pronto empezó a sonar mi celular, me
llamaban que me fuera al Hospital General.
Eran
como las 5 de la tarde, dejo todo encargado en el trabajo y me lanzo, mi
familia me dice que me tenía preparada una fiesta sorpresa por mi cumpleaños y
que estaba todo listo: globos, flores, invitados, agradecí, pero tenía que ir
al hospital; sin embargo, no tenía la menor idea de lo que me esperaba.
Llego
al Hospital General, mucha gente, me dejan entrar pues mi nombre estaba en la
lista de los accesos, veo todo muy tranquilo, se me acerca un residente de
psiquiatría y me dice, esto está horrible, me tuve que tomar un calmante, nunca
nos entrenaron para esto… ves allá en aquel cuarto esta uno de los niños su
familia acaba de entrar a despedirse y allá en aquel otro y en aquel otro están
atendiendo algunas urgencias, en eso me llaman nuevamente y me dicen vente al
C4, aquí va a empezar lo pesado necesitamos ayuda, me traslado y llego, si el
infierno existe, ahí estaba, era horrible y conforme iban pasando las horas se
iba poniendo peor, no me he atrevido a hablar esto con nadie que no le tenga
confianza porque es tan complicado que no sabía cómo elaborarlo porque es
demasiado fuerte, pero hoy 5 años después tengo que hablarlo por HONRAR A ESOS
niños por HONRAR a mi hijo y su futuro.
Pues
el C4 es la morgue, un lugar chico, ahí nos juntaron a algunos psicólogos, nos
explicaron la situación, los padres y familiares de los niños empezaron a
llegar después de buscar en todos los hospitales y no encontrar a sus
familiares ahí fue el último lugar del planeta Tierra donde querían llegar los
papás, pero fueron llegando al no encontrar a sus hijos en ninguna parte, había
tanta gente que tuvieron que poner unas vallas de acero afuera con seguridad
para que la gente no se brincara, conforme iba pasando la noche iba llegando
más gente, vecinos, familiares, toda la gente, conocidos de los niños que se
dividieron para localizar a sus criaturas, la médico legista identificaba a un
niño y le tomaban una foto y la ponían en una computadora y me daban el nombre
para que fuera atrás de la valla a hablarle a sus papás para que la
identificaran. Estaba lejos era un camino de varios metros, había gente orando,
rezando, me dieron un altavoz para que se escuchara el nombre porque era
demasiada gente cuando yo caminaba por ese pasillo no podía creer que en mi
práctica clínica algún día iba atravesar por algo así, dar ese mensaje, había
mucho bullicio pero cuando yo llegaba al límite de la calle la gente se callaba,
había un silencio absoluto y entonces ahí era el momento más horrible que jamás
he vivido, tenía que anunciar en voz alta el nombre de la niña o niño
identificado.

NADIE
NADIE NADIE quería escuchar el nombre de su hijo. Nadie quería que mi boca pronunciara
ese nombre ni siquiera. Yo quería hacerlo, al decir el nombre se escuchaban
gritos, la gente se abría en una valla para dar paso a los papás del bebé que
se había nombrado, los familiares no podían ni avanzar, no podían ni caminar se
desmayaban en el camino, todavía me preguntaban: ¿está muerto? Ellos ya sabían,
pero querían que yo les dijera otra cosa… ¿Esta segura que está muerto? ¿Están
seguros que es mi hijo (a)?, las mamás todavía con los uniformes del trabajo,
desgarradas…se arrastraban literalmente se arrastraban por el piso porque no
podían caminar pero querían llegar, la ambulancia estaba ahí, les daban
oxígeno, había quienes tardaban hasta 30 minutos en caminar unos cuantos
metros, no había otra cosa que hacer más que extender la mano, el abrazo para
llorar con ellos como si fuera el propio hijo, no hay terapia, no hay palabra,
no hay absolutamente nada que puedas decir en ese momento, llegábamos y venía
la segunda parte de la pesadilla, a la gente la sentaban en una computadora A
VER TODAS LAS FOTOS DE LOS NIÑOS para que corroboraran que el que se había
identificado era su hijo los padres estaban aterrorizados, el personal del
lugar, secretarias y todos estábamos en shock, unas secretarias mojaban las
hojas donde escribían con sus lágrimas y tenían que volver a levantar las
actas, nadie aguantaba la situación. Pero después de que lograban entrar al
lugar y rectificar la foto venía el peor momento.

El
pasillo, acompañábamos a los padres a identificar los cuerpecitos de sus
hijitos, los papás caminaban y se paraban enfrente de un VIDRIO y detrás la
doctora traía cargando el cuerpecito, eran tan chiquitos… y lo ponía encima de
una mesa de acero inoxidable y ahí estaba ¡SU BEBÉ! ¡SU BEBÉ QUEMADO! No pueden
imaginarse lo que se vivió ahí, era el crujir de dientes, el abismo, el
infierno, lo peor de lo peor, no eran llantos los sonidos de que hacían padres
eran AULLIDOS, un grito entre dolor y llanto que jamás he vuelto a escuchar,
era su cuerpo que se estremecía, era un grito que salía de las entrañas, era
insoportable ver eso, las mamás y papás se pegaban al vidrio, los nombraban les
decían DESPIERTA hijo hija les daban besos al vidrio, rogaban, suplicaban que
querían tocarlos, cargarlos; otros golpeaban cosas NI SIQUIERA PODÍAN
ABRAZARLOS, los niños todavía con sus calcetincitos o sus trencitas, su ropita,
había niños que solamente estaban ahí sin vida, parecían dormidos sin
quemaduras una que otra en su carita pero había otros niños que estaban
completamente calcinados, pero se les veía su naricita, sus manitas, se veía
que eran ellos, los papás se abrazaban entre ellos querían abrazar a su hijo no
se les permitía, los padres que estaban en la sala de espera oían los gritos,
los llantos, la desesperación de la gente que entraba y se estremecían no se
imaginaban lo que pasaba ahí adentro y seguían ellos… reacciones que yo nunca
jamás había visto en un ser humano de tan cerquita y en la sala de espera, el
terror y espasmo estaba apoderado del lugar, a los papás se les daba sólo unos
momentos para la identificación del cuerpo, yo creo que no llegaba ni a los
tres minutos, había mucha gente, todos los papás estaban desesperados por
identificar, recuerdo que había dos sacerdotes en una esquina de la sala, NADIE
quería que intervinieran, la mayoría de los papás les gritaban, les daban la
espalda, estaban enojados con Dios, los Sacerdotes querían dar palabra de
consuelo, algo así como que Dios lo tiene en su Santa Gloria, los papás, la
mayoría, no querían ni que se les acercaran en ese momento, era imposible
pensar que Dios tenía ese plan preparado para esos niños desde el momento que
nacieron.

La
gente salía de ahí y se desmayaban, gritaban, corrían, vociferaban contra Dios,
contra el Gobierno, contra ellos mismos contra todo, había papás que golpeaban
carros, se golpeaban a sí mismos. Se me permitió hablar con algunos (con los
que querían) en un cuartito, me decían como se sentían en ese momento, las
mamás se echaban la culpa decían que por ambición por quererles dar mejor vida
a sus hijos entraron a trabajar y que eso los había mandado derechito a la
muerte, los papás se cuestionaban el por qué nunca habían revisado bien las
instalaciones del lugar, había mucho dolor, culpa, algunos me decían
abiertamente sus deseos de quitarse la vida y yo trataba de recordarles el
resto de los hijos que valía la pena vivir por ellos aunque sea les pedía que
vivieran las próximas 48 horas para enterrar a sus hijos, algunos querían
despedirse de sus bebés, nunca les dijeron adiós, querían decirles; mi amor fue
un placer tenerte con nosotros me hubiera gustado estar ahí ayudarte cuando me
gritabas mamá, sacarte de ahí corriendo….y yo agarraba lo que sea, una bolsa de
mano una cobija y se las daba y les decía despídete tu bebé, está aquí ahora en
este momento….y lo que las madres y padres decían y hacían es tan fuerte que no
puedo ni siquiera escribirlo aquí, imaginaban a sus hijos ahí los llenaban de
besos les pedían perdón, su boca se llenaba de palabras dulces y yo tenía que
quitárselos amablemente para que realmente tuviera lugar la despedida,
milagrosamente a algunos se les notaba que se calmaban, que cerraban un
círculo, por lo menos en ese momento ganábamos tiempo, unas horas de cordura
para ellos, en general el proceso era muy frío, todavía después de ver a sus
hijos los sentaban frente a una secretaria y les pedían sus credenciales de
elector, les pedían papeles, les tomaban su testimonio, los hacían firmar cosas
que ni siquiera leían pues hacia 2 min habían visto a su hijo muerto,
quemado….yo no estaba de acuerdo pero nadie lo estaba, la pobre secretaria me
pidió ayuda me explicaba el propósito del procedimiento y me pedía ayuda porque
los papás no querían cooperar por obvias razones, estaban en shock y yo les
decía que era para proteger el cuerpo de sus niños y que no fuera a haber
equivocaciones en la entrega de los cuerpos, que había un caos y que con esto
se llevarían mucho más rápido a su hijito de ahí a darle las misas, las
ceremonias, a darles un entierro digno y era impresionante como los papás
rápidamente sacaban sus papeles sentían que todavía podían hacer algo por sus
criaturas, sacarlas de ahí, lo que les hubiera gustado hacer hacia algunas
horas durante la tragedia….una vez concluidos los fríos trámites legales, los
papás y familiares regresaban hacia atrás de la valla con su familiares y
amigos a dar la noticia, se oían los llantos, los gritos, era colectiva la
angustia, la tristeza había un infierno que lo estaban viviendo todos… Y me
daban otro nombre y otro y otro, yo fui portadora del mensaje que nadie quería
escuchar, se repetía lo mismo una y otra vez, una y otra vez, otro y otro y
otro papá, los últimos entraron como las 3 de la mañana para la madrugada ya
había acabado todo, todos se habían ido, ahí estaban los niños atrás, los niños
que se habían levantado en la mañana unos a fuerzas porque no querían ir, otros
emocionados, cuándo se iban a imaginar los padres que ese iba a ser el final
del día para ellos.
Vi
a los niños así muertos, calcinados, víctimas de una muerte horrible porque
después tuve una reunión con amigos pediatras del Hospital de Morelos y me
dijeron que esa muerte era una muerte muy dolorosa y muy lenta que era una de
las dos muertes, más dolorosas que existían. (El motivo de ser tan explícita en
mi relato tiene un objetivo que más adelante se los voy explicar, no crean que
es morbo o invasión de intimidad).
Llegué
a mi casa, un contraste muy duro, había mesas puestas con manteles largos,
flores, globos y lo que había quedado de una fiesta sorpresa que no fue hecha,
mi familia estaba esperándome con los ojos abiertos, pero no pude hablar esa
noche, solamente les dije: si el infierno existe acabo de ir y ver, no creo que
haya algo peor que eso en la vida. Hasta el momento yo no había llorado, me
metí en mi cuarto puse el seguro y comencé a llorar mucho, mucho, mucho, no
pude dormir… los cuerpecitos de los niños y las reacciones de los papás me
daban vueltas en la cabeza.
Me
tenía que levantar temprano porque irónicamente al siguiente día era el bautizo
de un sobrino mío en la casa del arzobispo, eran varios niños a bautizarse, me
senté atrás y no paraba de llorar en toda la misa porque mientras se llevaba a
cabo la ceremonia tenia contradicciones por un lado le daba gracias a Dios por
mi hermoso y sano sobrino por la bendición que se estaba derramando sobre su
vida, pero al mismo tiempo sabía que se estaban haciendo decenas de misas en
ese momento donde los papas que anoche yo había abrazado estaban despidiéndose
para siempre de sus pequeños. Gracias a Dios yo no conocía el amor de madre todavía
porque no hubiera podido soportar esas escenas que viví una noche anterior.
Al
siguiente día me asignaron al hospital IGNACIO CHAVEZ fui y lo primero que veo
es a una maestra en la puerta de un área controlada con la lista de asistencia
del salón de clases preguntando al guardia por cada uno de los niños, una
maestra con el brazo con quemaduras que no se lo había atendido bien todavía,
ella estaba angustiada y algo que pensé en ese momento ¡LAS MAESTRAS! Ellas
pasan incluso más tiempo con sus hijos que los propios padres porque hay niños
que están en la guardería hasta pasando medio día con ellas, las maestras los
amaban como sus hijos, y la maestra había andado de hospital en hospital
buscando a sus niños, no era la única, hasta describía como andaban peinados
ese día, se acordaba perfectamente de los detalles, reuní a las maestras que
estaban ahí eran varias como 5 aproximadamente en un consultorio porque andaban
cada quien por su lado y fue muy interesante lo que escuché, ellas TENÍAN
DUELOS MÚLTIPLES entre ellas se empezaron a preguntar por sus niños con las
listas andaban desesperadas, tal niño: yo lo saqué, su papá lo recogió, tal
otro: está internado en tal hospital, tal otro niño: se murió, decía alguna y
se soltaban llorando tanto como los padres un día antes, platicaron cosas que
ahora me atrevo a decir porque eso que ellas decían pudo haber evitado la
tragedia, por ejemplo: y al final el incendio que fue le pregunto una a la otra
y contestaba: Pues lo que le decíamos siempre a Protección Civil, la bodega de
atrás, cuando nos ponían a hacer los ejercicios de detectar cosas peligrosas
decenas de veces les dijimos de la bodega, se acuerdan? Que íbamos e
inspeccionábamos y sabíamos que era una bomba de tiempo que estaba lleno de
cosas muy peligrosas…ellas sabían…creo que un grupo muy olvidado en este
proceso fueron ellas, no he visto que salgan en ningún documental ni sus
declaraciones cuando ellas vivieron los últimos segundos de aliento de muchos
niños.
Ellas
son unas heroínas, las vi desgarrarse no por uno por TODOS los niños que eran
sus hijos de 7 a 4 pm. De lunes a viernes.
En
la sesión intercambiaron información muy importante pero todas ellas estaban
desesperadas dolidas y andaban como alma en pena recogiendo los restos de
información de sus pedacitos de vida, ellas quienes muchas veces son las
primeras en verlos caminar, enseñarles a que vayan al baño, en darles de comer
cosas sólidas…
¿Por
qué escribo esto hoy?
Porque
es un dolor que he llevado conmigo muchos años y he visto con tristeza como
muchas personas se han ido olvidando de que tan grande fue la tragedia y la
pérdida, el movimiento ABC no debe de perder fuerza, en MÉXICO no se HIZO nada
para aclarar los hechos, en Japón un tsunami y renuncia el presidente de la
República, en Corea en el tema del barco renuncia el vicepresidente de Corea y
van a la cárcel el dueño del barco y toda la cadenita de corrupción pero en
México nadie se mueve de su lugar y dicen que es demasiado complicado que todos
y nadie tiene la culpa, era para que hubiera renunciado el Presidente de la
República, y de ahí para abajo todos los que por una u otra razón no hicieron
bien su trabajo de proteger a los niños.
Escribo
porque con tristeza he escuchado y visto comentarios muy pero muy fríos y
desafortunados, hubo un médico muy afamado en la región que me dijo: se mueren
miles de niños todos los días en muchas partes del mundo aquí fue un lugar más,
¿por qué tanto drama? Estoy segura que si hubiera sido su hijo no pensara lo
mismo hubo también quien dijo en una ocasión que le parecía una tontería que un
papá ABC rayara el palacio municipal que si ¿para que lo hacía? Que era inútil
y que no lo llevaba a nada que nada más demeritaba el movimiento ABC, hubo
también quien he escuchado decir ¡ya que lo superen! No pueden vivir a si para
siempre…. Por eso fui tan descriptiva en los detalles para que se den una idea
todas estas personas escépticas y que se atreven a decir esos comentarios que
se den cuenta del dolor tan grande que significa la pérdida de un hijo sobre
todo perderlo POR CORRUPCIÓN, por INJUSTICIA, y en una de las dos peores
muertes que puede tener un niño. Yo les digo a ustedes que demeritan el
movimiento de los Padres ABC que no tienen la menor idea del dolor que se vivió
ahí adentro y el dolor que continúo con la pérdida, las injusticias y los niños
que quedaron vivos pero lesionados, rayar una banqueta es lo que MENOS pueden
hacer los papas para tratar de darle salida al coraje de la injusticia, y poder
desquitarse de quien no los defendió cuando millones les pagamos de nuestros
impuestos para que nos cuiden, créanme que es la manera menos delictiva de
procesar esas imágenes de sus niños calcinados cada vez que se les vienen a la
mente y el que se mueran miles de niños en todo el mundo todos los días no es algo
a lo cual nos debiéramos de acostumbrar al contrario evidencia el atraso que
tenemos como seres humanos que somos consumistas y que la riqueza de muchos
está construida en la tumba de esos niños que se mueren en todo el mundo debido
a la corrupción y la desigualdad económica, y para los que dicen: “¡ya que lo
superen!” Permítanme reírme de ustedes y si pudiera lo hiciera en su cara,
estoy segura que tú que dices eso estas frustrado por cosas menores, una cosa
es afrontar la pérdida de un hijo por situaciones de enfermedad y otra muy
diferente saber que a ese bebé tuyo NO LE TOCABA MORIR que más bien LO MATARON
que murió porque faltaba atención médica, salidas de emergencia y medicinas y ¡equipo
necesario! Eso es muy muy difícil de superar y cada padre tiene el DERECHO de
tardarse lo que se le dé la fregada gana en superar un dolor de ese tamaño.
Y
a los padres quiero decirles que no están solos y no son los únicos que se
acuerdan de esos minutos, yo también me acuerdo de esas escenas, yo estuve ahí
con ustedes La vida me puso como testigo de su dolor y no fue en vano porque
muchas muchas muchas cosas de mi vida han cambiado para bien después de que
viví esa experiencia junto con ustedes. No están solos, tal vez en este país
las autoridades si los dejaron solos, pero los países que ha avanzado hacia el
primer mundo jamás hubieran permitido que esto sucediera y de haber sido así
créanme que no les alcanzaría la vida para llenarlos de facilidades para poder
vivir con ese dolor y esa perdida. No pierdan la perspectiva de lo correcto y
lo incorrecto ustedes están en lo correcto en lo exigen y se me hace poco
comparado con el dolor que los vi vivir y ni se diga el que continúan viviendo
y también quiero decirles que los admiro por seguir viviendo, por la compasión
y por la fortaleza de retomar sus actividades y les recuerdo que no olviden que
hay una promesa desde el cielo que algún día nos volveremos a encontrar con
nuestros seres queridos y ese momento si va a suceder, podemos vivir en esa
esperanza.
El
espíritu nunca cesará de ser,
nunca
hubo un tiempo en que no existió.
El
fin y el principio son sueños.
Sin
nacimiento, sin muerte y sin cambios
el
espíritu permanece eterno.
La
muerte no lo afecta
aunque
parezca su morada
A
la sociedad en general quiero decirles que no abandonen a los padres no porque
pasan años el movimiento ABC debe de perder fuerza, al contrario,
Todos
perdimos cuando esos niños se fueron al cielo porque a cada ser humano se nos
entrega un DON, un regalo un propósito algo que solamente esa persona puede
hacer y nosotros le damos vida esos dones que se nos entregan, tal vez entre
esos niños estaba el próximo científico que iba descubrir la cura para el
cáncer, o un poeta extraordinario o alguien que marcara la diferencia en este
mundo para bien y no a través de su muerte y esos Dones se fueron con ellos se
murieron con ellos porque nunca se repiten y es por eso que todos nosotros el
mundo, el planeta y el universo entero perdimos.
A
los padres que tienen a sus niños en guardería les digo que hay muy poquitas
(menos de 10%) de las guarderías en el Estado que cumplen con los requisitos
necesarios para que TU HIJO se salve de una tragedia como esta, ¿YA AVERIGUASTE
SI EN DONDE ESTA TU HIJO ES UNA DE ELLAS? ¿Ya sabes cuales son los requisitos
para una guardería sea segura? ¿Me vas a decir que le preguntaste a los mismos
de la guardería? Claro que ellos te van a decir que todo está en orden, No seas
cómodo y en verdad ten lealtad con tu hijo que no te de vergüenza preguntar que
no te de vergüenza exigir estamos en un país tan pero tan corrupto que no creas
que el hecho de que ya paso una vez no volvería a pasar, hazlo por tu hijo es
lo más importante que puedes hacer por él además de amarlo y cubrirle sus
necesidades.
A
todos en general, gracias por leer estas palabras, esto es algo muy mío una
experiencia que en realidad me cambio la vida, pero como dice Kubler Ross la
muerte se ha vuelto una vieja conocida mía a la cual le he visto el rosto en
más de una vez, pero mi Espíritu sabe que estamos aquí de paso y que nacer
significa morir, pero solamente a este cuerpo porque nos espera otra vida una
perfecta gobernada por Jesús…
Le
doy gracias a mi madre quien ha sido guerrera y mi ejemplo de fe y lucha por la
vida y le doy gracias a mi esposo que estuvo a mi lado en cada momento sin
juzgar acompañando y solidarizándose en las diferentes manifestaciones de mi
dolor.
¿Es
realmente lo que parece?
¿Qué
hay en realidad debajo de ese túnel?
Es
como mirar por un embudo.
¿Debo
atreverme a abrir la puerta
y
encontrarme con que esa habitación no tiene puerta?
Hay
una luz resplandeciente que debo ver.
¿Me
busca alguien?
he
decidido abrir la puerta.
¡Oh!,
qué agradables parecen todos,
son
Ángeles del cielo.
Y
al mirarme me veo toda
bonita
y agradable. Hermosos
niños
correteando por todas partes.
No,
no os asustéis, amigos míos.
Todo
el mundo es amable
aquí.
Abro la puerta y
dejo
pasar a la gente. Muchos
entran,
pero ninguno
sale,
porque todos
quieren
estar aquí.
Psic.
Olga Lizet González Domínguez.”
Que esta historia no se olvide nunca y permanezca para aprender de nuestros errores por que podemos mejorar como seres humanos.